Vi LA SEMILLA DEL SILENCIO; por ella, tengo impactados razón y sentimientos; pocas veces, y solo en ocasiones de alto apremio y conmoción como ésta - a una hora de verla – siento la responsabilidad de hacer pública mi apreciación de la película; tal vez con la intención de provocar un gran concierto sobre LA SEMILLA y sobre DEL SILENCIO.
LA SEMILLA DEL SILENCIO nos revela el desarrollo de un acontecimiento, trascendiendo la denuncia quejumbrosa sobre el país, hacia una tesis que baila armoniosa con su antítesis; coloca, a los ojos del observador, los vicios del poder mafioso, iluminando la voluntad social hacia una condición, cada día más necesaria y posible.
Más que felicitar siento que debo agradecer a los Camilos, al equipo de producción como al de postproducción, resaltando el aporte del montaje a la dramaturgia, y el profesionalismo de todos.
A Felipe Cano se le agradece también, contar con un equipo de actores profesionales, que alcanzan en su interpretación, con el diseño y creación de los personajes, un desarrollo narrativo de la película, con un realismo épico tal que trasciende la artificialidad naturalista del personaje (que nunca actor) natural.
Ver LA SEMILLA DEL SILENCIO es un imperativo.